La infección de hepatitis C es causada por el virus de la hepatitis C (VHC).
Usted puede contraer la hepatitis C si la sangre de alguien con hepatitis C ingresa a su cuerpo. La exposición puede ocurrir:
Después de una punción con aguja o una lesión con objetos cortopunzantes.
Si la sangre de alguien que tiene hepatitis C entra en contacto con una cortadura en la piel o con los ojos o la boca.
Las personas en riesgo de hepatitis C son aquellas que:
Se inyectan drogas ilícitas o comparten agujas con alguien que tiene hepatitis C.
Han estado sometidas a diálisis renal durante mucho tiempo.
Tienen contacto frecuente con sangre en su trabajo (por ejemplo, un trabajador de la salud).
Tienen relaciones sexuales sin protección con una persona que padece hepatitis C.
Nacieron de una madre infectada con hepatitis C.
Les hicieron un tatuaje o acupuntura con agujas que no se desinfectaron apropiadamente después de haber sido utilizadas en otra persona (el riesgo es muy bajo con profesionales que tengan una licencia o permiso para hacer tatuajes o acupuntura).
Recibieron un trasplante de órganos de un donante con hepatitis C.
Comparten elementos de uso personal, como cepillos de dientes o máquinas de afeitar, con alguien que tiene hepatitis C (menos común).
Recibieron una transfusión de sangre (rara en los EE.UU. desde los análisis de sangre se hizo disponible en 1992).
Síntomas
La mayoría de las personas que estuvieron recientemente infectadas con hepatitis C no tienen síntomas. Algunas personas presentan amarillamiento de la piel (ictericia) que desaparece. La infección crónica por lo general no causa síntomas, pero se puede presentar cansancio, trastornos cutáneos y otros problemas. Las personas que tienen una infección prolongada (crónica) a menudo no tienen síntomas hasta que su hígado presenta cicatrización (cirrosis). La mayoría de las personas con esta afección están enfermas y tienen muchos problemas de salud.
Los siguientes síntomas se pueden presentar con la infección debida a hepatitis C:
Dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen
Hinchazón abdominal debido a líquido (ascitis)
Heces de color arcilla o pálidas
Orina turbia
Fatiga
Fiebre
Picazón
Ictericia
Inapetencia
Náuseas y vómitos
Pruebas y exámenes
Se hacen exámenes de sangre para verificar si hay hepatitis C:
Enzimoinmunoanálisis (EIA) para detectar anticuerpos contra la hepatitis C.
Análisis del ARN para hepatitis C con el fin de medir los niveles del virus (carga viral).
Todas las personas nacidas entre 1945 y 1965 (la generación del "boom de la natalidad") se deben hacer el examen único para hepatitis C.
Se hacen pruebas genéticas para verificar el tipo de la hepatitis C (genotipo). Existen seis tipos del virus (genotipos del 1 al 6). Los resultados de los exámenes le pueden ayudar al médico a escoger mejor el tratamiento para usted.
Los siguientes exámenes se hacen para identificar y monitorear el daño hepático a causa de la hepatitis C:
Nivel de albúmina
Pruebas de la función hepática
Tiempo de protrombina
Biopsia del hígado
Tratamiento
Los medicamentos comunes utilizados son peginterferón y antivirales. Estos medicamentos tienen como objetivo:
Ayudar al cuerpo a deshacerse del virus.
Reducir el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado, que pueden resultar de la infección prolongada con el VHC.
Para que estos medicamentos funcionen mejor, es necesario tomarlos como lo indique el médico. Pregunte cuáles son los efectos secundarios que se pueden esperar y qué hacer si se presentan.
Un trasplante de hígado se puede recomendar para personas que desarrollen cirrosis y cáncer de hígado. El médico puede darle más información sobre dicho trasplante.
Si usted tiene hepatitis C:
No tome medicamentos de venta libre que no haya tomado antes sin consultar antes con su médico. También pregunte acerca de las vitaminas y otros suplementos.
No consuma alcohol ni drogas psicoactivas. El alcohol puede acelerar el daño a su hígado e igualmente puede reducir la eficacia de los medicamentos.
Pregúntele al médico si necesita vacunas para la hepatitis A y B.
Grupos de apoyo
Unirse a un grupo de apoyo puede ayudar a aliviar el estrés de padecer hepatitis C. Pregúntele al médico respecto a los grupos de apoyo y recursos para la enfermedad hepática en su área.
Expectativas (pronóstico)
La mayoría de las personas con infección de hepatitis C tienen la forma crónica. Las personas con los genotipos 2 o 3 tienen mayor probabilidad de responder al tratamiento que aquellas con el genotipo 1.
El objetivo del tratamiento es reducir la probabilidad de daño hepático y cáncer de hígado. Una buena respuesta al tratamiento se produce cuando el virus ya no se detecta en la sangre después del tratamiento. Se están desarrollando medicamentos nuevos y más eficaces. Como resultado de esto, más y más personas con el VHC son capaces de evitar el daño hepático grave e incluso el cáncer del hígado.
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico si:
Presenta síntomas de hepatitis
Cree que ha estado expuesto al virus de la hepatitis C
Prevención
Las medidas que se pueden tomar para prevenir la propagación de la hepatitis C de una persona a otra incluyen:
Los trabajadores de salud deben tener precauciones al manipular sangre.
No comparta agujas con nadie.
No se haga tatuajes ni perforaciones corporales, ni tampoco reciba acupuntura de alguien que no tenga un permiso o licencia.
No comparta artículos personales como cuchillas de afeitar y cepillos de dientes.
Practique las relaciones sexuales con precaución.
Si usted o su pareja están infectados con hepatitis C y han tenido una relación estable y monógama (sin otros compañeros), el riesgo de transmitir o contraer el virus de la otra persona es bajo.
El virus de la hepatitis C no se contagia por contacto casual, como tomarse de las manos, besarse, toser o estornudar, amamantar, compartir utensilios de comida o vasos para beber.
Actualmente no existe ninguna vacuna para la hepatitis C.
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